Los vecinos mueren en las novelas

“Apena  levantó la mirada, y vio los arces que se mecían al lado de la casa, esa tarde. Ahora eran grises y estaban inmóviles. Ya no soportó el resplandor de aquella noche. Y cerró los ojos, y rogó que todo aquello fueses sólo una novela. “

Este fue un pequeño párrafo de esta novela que elegí  leer. Es una novela policial, de Sergio Aguirre, que llamó mi atención y decidí leerla.

Muy interesante me resultó, ya que una de las protagonistas decide contarle al vecino una historia. Una historia donde al principio era sólo un cuento, algo irreal y que luego decide confesar que era verdad.

“-¿Sabe?, cuando salí de la estación esa mañana, en Edimburgo, recordé lo que Robert me había repetido en el auto, una y otra vez. Que aquella muchacha era inofensiva, que no podía haber visto nada en realidad. Y la prueba de era que no había llamado a la policía. No entendía que ese riesgo era inaceptable. Esa duda, porque pequeña que fuese, nos podía costar muy caro  si no hacíamos nada. ¿Entiende? Y no me equivoqué, esa mañana me sentía satisfecha por ello.”

Todo se volvió inesperado para mi desde que la señora Greenwold  (protagonista) le dice al Señor Bland (el otro protagonista) que debe matarlo porque CREE QUE ÉL LA QUERÍA MATAR A ELLA.  

Lo más sorprendente fue, como la  Señora Greenwold, ideó como matarlo y como su mente  creó  todo sobre el Señor Bland, a partir desde que ella no le quiso creer que él era un escritor hasta las trampas que le impuso a lo largo de su conversación.

Y lo más loco es que todo empezó por que el protagonista, John Bland, tenía la costumbre de presentarse a sus vecinos cuando se mudaba. 

Aclaración: en la foto se muestra el compartimiento de un tren, donde uno de los hechos importantes de la novela sucedió allí. 

Daniela Trozzi