EL DOLOR Y LA CULPA
En esta novela el autor, Marcelo Birmajer, nos acerca a las
costumbres y tradiciones de la cultura judía. Una historia contada por el
personaje que a la edad de sesenta y dos años se remonta a su niñez en un
barrio típicamente judío, en el Once. Allí vivía él, Mordejai, el personaje, un
chico de doce años, hijo de inmigrantes Polacos que llegaron a este país
huyendo de la miseria y la matanza. Un padre practicante que se acerca a la
religión para apaciguar y sobrellevar su triste sentimiento hacia aquellos
judíos, que no tuvieron su suerte, no huyeron de Europa y fueron aniquilados
por los nazis. Este hombre transmite a su familia y a su hijo, especialmente,
esa obligación de acercarse a los mandatos de la religión a través de su
vestimenta y de su preparación para la llegada de su baarmitzvá. Una historia
de vida que se mezcla con una trama de suspenso
en la que el personaje se ve involucrado. Una casa misteriosa, cerrada, cercana
a la suya y tan distinta a la que habita con su familia, que llama
poderosamente la atención del barrio y de él en especial. Unos habitantes de
oscura historia con los que se ve involucrado. Un suspenso que derivará en una
verdad muy diferente a la esperada y que lo llevará a darse cuenta que no todo
es como se ve o se cuenta.
Una historia que por momentos se vuelve aburrida, pero que
su trama de misterio nos invita a seguir con la lectura. Que nos hace pensar en
cómo cambia la vida y lo difícil que es disfrutar de ella cuando en nuestro
interior se carga con la culpa de la mentira o el engaño. Con un final, en
parte esperado, que nos enseña por un lado a saber que las creencias están en
uno y que no es necesario cumplir rituales, usar vestimentas o mantener
costumbres para sentirme parte de ellas.
Enfrentar y defender nuestras decisiones sabiendo que las
mismas no van a ofender, herir, ni cambiar lo que sentimos. Y recordar que no
es bueno borrar cicatrices de nuestro cuerpo, porque cada una de ellas forma
parte de nuestras vidas, guardan el recuerdo de lo vivido y nos sirven para
aprender y no olvidar.
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