9.06.2012


Miradas Diferentes

 “Los ojos del perro siberiano” fue escrita por Antonio Santa Ana, un escritor argentino, que nació en Buenos Aires. Es editor y especialista en literatura infantil y juvenil. Esta novela, su primer libro, ha sido traducida al italiano.
 Narra en primera persona la historia de dos hermanos que crecen en una familia donde casi no hay comunicación entre sus miembros. El hermano mayor, Ezequiel, se va de su casa a los 18 años debido a la mala relación que tenía con sus padres por el hecho de tener Sida. El hermano menor desconoce esta situación, en un principio. La familia está compuesta por Ezequiel, sus padres y su abuela. Ella es la única que continúa a su lado a pesar de todo y también su perra siberiana llamada Sacha. Frente a esta enfermedad  la mirada de todos cambia: hay miedo, compasión, lástima, dolor. La única mirada que no cambia es la de su mascota, quien lo sigue viendo como siempre, con la misma lealtad.
 Cuando el hermano menor se entera de lo que sucede no comprende la actitud de los adultos que lo rodean y la discriminación hacia su hermano. Visita a Ezequiel en su departamento y desea estar con él, conocerlo más y acompañarlo en esos momentos difíciles, pero sus padres no se lo permiten y pocas veces puede ir a su casa.
Un día lo dejan ir a ver un partido de fútbol, dándole varias recomendaciones y diciéndole que esa sería la última salida con su hermano. Recuerda ese momento con gran cariño ya que fue una tarde diferente en la que pudo compartir con su hermano algunas cosas y descubrir además, que toca el chelo.
Lo que más admira de su hermano es que a pesar de todo nunca perdió el entusiasmo y la alegría. Nunca se entregó.
Ezequiel muere finalmente, pero le deja una enseñanza: la vida no es más que asomar la cabeza, para ver qué pasa afuera, aunque haya tormenta.
En mi opinión es una muy buena historia, real, le puede ocurrir a cualquiera. Es contada a partir de muchos recuerdos y provoca angustia, invita a la reflexión. Vale la pena leerla. Nos muestra cómo cuando  la muerte está próxima puede cambiar totalmente la forma de ver la vida.
 Creo que para Ezequiel vivir con Sida no fue fácil ya que todos lo ignoraban, tenían miedo y lástima por él. Es difícil ponerse en su lugar y emocionante ver que aún así ama la vida, no baja los brazos.

"Ninguna enfermedad te enseña a morir. Te enseñan a vivir. A amar la vida con toda la fuerza que tengas. A mi el SIDA no me quita, me da ganas de vivir"

Es una historia breve pero reflexiva que nos permite descubrir diferentes miradas de un tema aún tabú en nuestra sociedad. Miradas de temor, intolerancia, lástima, enojo y vergüenza, miedo y reproche, curiosidad y misterio…

“Los únicos ojos que me miran igual, en los únicos ojos que me veo como soy, no importa si estoy sano o enfermo, es en los ojos de mi perro. En los ojos de Sacha”

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