7.19.2011

Si tu signo no es cancer


A partir del cuento SI TU SIGNO NO ES CÁNCER cree una historia basándome en una frase que me gusto mucho y la enfermedad que la protagonista tiene.

Nunca me había imaginado que podría vivir algo que solo le pasa a los demás.

Tan solo unos días de vida tendría(o eso me contaron, porque es obvio que no me voy a acordar, aunque todavía sea joven pero ¿quién se puede acordar algo de tan chica?) Y se enteraron que había dado “dudoso”.
Tomaba pastillas, me sacaban sangre; se podría decir que el hospital era como mi segundo hogar.
Tanta intriga, tanto suspenso, pero por fin llegaron luego los “negativo”, creo que en mi familia surgió una felicidad tan enorme y tanta alegría.
Ya pasaron varios años de eso pero a veces me lo siguen contando, como si yo no lo supiera.
Ya debe ser la 145 aba vez que me lo cuentan, no recuerdo bien las veces pero sé que son muchas.
Como típico de un domingo, me levanto al mediodía, bajo a desayunar y veo a todos con caras de dormidos recién levantados. Pero ese vez no. Mama y papa estaban bien despiertos y lo único que hacían era llamarnos a los gritos a mí y mi hermanito diciendo que tenían que hablar con nosotros.
Presentía algo raro, no sé qué, pero las miradas tristes y bajas de mis padres no me daban mucha confianza.
Bajo rápido y me siento en una silla algo distanciada de los demás y comenzaron a reírse con una risa traviesa (como esa que pone mi hermanito cuando rompe un plato o se manda alguna macana inocente) y a la vez dicen:
“Empieza vos”, “no vos”, “dale vos”
Me ponen tan nerviosa cuando se ponen así, si al fin y al cabo alguien lo iba a contar que diferencia había si empezaba uno o el otro.
Y grito:
-empieza cualquiera pero sino hablan me voy- .
Papa trato de tranquilizarme diciendo que no era fácil que luego comprendería.
Y empezaron a dar largos sermones sobre enfermedades y estar todos juntos, apoyarnos el uno al otro. Y yo repitiendo una y otra vez “anda al grano”.
Hasta que por fin dijo:
- mama tendrá que hacer un tratamiento el cual la van a pinchar una vez por semana y luego de eso se sentiría mal 2 días seguidos (aproximadamente), pero será un bien para ella.
Mi hermano se levanta le da un beso y un abrazo a mama y se va.
Yo no haría lo mismo, necesito explicaciones, no me quedaría con el cuento donde “todo termina bien” y siempre termina con un “final feliz”. Yo quiero saber más; y ahora que se iba mi hermanito podía preguntar.
- Pero… como… no se explícame más-
- Viste que tenemos una enfermedad llamada hepatitis C, bueno ella comenzó con un tratamiento, el cual si sale todo bien la enfermedad se le va.
- ¿y si sale todo mal?-
- no pasa nada simplemente deja el tratamiento y vuelve todo a la normalidad

De golpe vi los ojos llorosos de mi madre y la abrase si poder soltarla. Podría haber estado todo el día así junto a ella.

Recuerdo que los primeros meses fueron muy duros ver a mi mama siempre acostada sin hacer nada, ella era una mujer muy activa, hacía de todo, cocinaba, limpiaba, nos llevaba y traía a la escuela, a nuestras actividades extra escolares, y ahora nada, solo dormía y se relajaba, acostada en la cama.
Pero luego se fue haciendo más fácil. Ya cada uno sabia los deberes que le tocaban (a mí me tocaba lavar los platos y la ropa y barrer), ya era rutina.

Una tarde mientras le hacía compañía a mi mama en su pieza encontré una tarjeta de cumpleaños la cual tenía mi nombre y un número 5 grande con una frase que me impacto mucho:
“quiero que siempre recuerdes lo que dijimos un día, que cada vez que ríes, rio contigo mi amor, es un milagro de amor”

Mi mama se emocionó y me dijo que me lo habían dedicado a mi cuando cumplía 5 años y la pusieron en mi tarjeta de invitación. Luego le dije que era muy bonita y me guarde una en el bolsillo.
Ya había pasado un año del tratamiento, ya daba por finalizado y salían una serie de estudios para ver si había funcionado.
Estaban todos en mi casa: mis tíos, mis primos corriendo por todos lados, mis abuelas, la mejor amiga de mama, mi hermanito y yo.
Entonces entro mama con papa y muchas hojas en la mano. Se acercó a mí, me abrazo y me dijo “pudimos vencerlo” y todos nos largamos a llorar (de emoción obvio) y la felicitamos mucho a mama.
Ya pasaron 4 años de eso y aun lo recuerdo como si hubiera sido la noche anterior.

Tres años después de mama papa comenzó el tratamiento y ya estaría llegando con los resultados.
-es como la última vez- dice la tía.
Era verdad estábamos los mismos, con la misma esperanza, entonces entra papa con muchas hojas en la mano, nos mira y antes de abrazarnos se larga a llorar y nos dice “esta vez me han vecido”.




2 comentarios:

  1. Aike: me encantó tu post, muy original, sin duda va a ser el próximo libro qe lea. Te felicito. Muchos besos

    ResponderEliminar
  2. Aike: fue un posteo MUY ORIGINAL. Está buena la idea de crear una historia, pero me pareció fantástico haber hecho el video en el que contás la misma historia pero hablada. Si hubiera escuchado solo el video no me hubiera dado cuenta que hay algunas faltas de ortografía en el texto, por eso hay que hacer las dos cosas.
    Felicitaciones

    ResponderEliminar

Palabras dejadas por acá