Los vecinos mueren en las novelas.

Ese no era un día como cualquier otro. Anne estaba rodeada de cajas, bolsas y muebles. Al fin había llegado el día de la tan ansiada mudanza a Chipping Campden, un campo en las afueras de Londres. Mientras acomodaba los bártulos, con su amado marido, John Bland, a quien debió dejar abruptamente, cuando recibió una llamada telefónica. Era su padre, y en su tono de voz se evidenciaba angustia, es por eso que decidió ir a verlo en ese mismo instante.

Al llegar a la casa de su padre, Michael, situada en la calle Abbey Road, se encontró con un hombre totalmente débil y cabizbajo.

Lamentablemente, ya desde hace años que luchaba contra una cruel enfermedad terminal. Casi todas las semanas, tenía que hacerse controles médicos y es por eso que Anne debía visitarlo seguido, para poder ayudarlo y hacerle compañía en esos momentos tan difíciles.

Así es que poniendo su auto en marcha, rápidamente se dirigió con su padre al hospital, como era de costumbre, sexto piso, consultorio Nº 527, donde los recibiría el Doctor Steven Harries, quien una vez más tendría las palabras desalentadoras de siempre:- Lentamente la enfermedad avanza y va destruyendo todo lo que se interponga en su camino. No hay mucho para hacer, pero trataré de contenerlo en todo lo que pueda como profesional y ser humano.

Mientras regresaban, el sol se ocultaba en el horizonte, y para cuando llegaron, ya se había escondido por completo. Era una noche lúgubre, fría y tenebrosa, una gran tormenta se avesinaba. Anne tenía pensado volver ese mismo día, pero debido al clima, y la lluvia cada vez más amenazante, decidió pasar la noche en la casa de su padre, y partir a la mañana siguiente.

La muchacha cocinó una rica sopa, miró la tele con su padre, y luego, acondicionó su habitación para que descansara.

Ella se recostó en el sillón, intentando dormir, para olvidar su tristeza, aunque nunca lo consiguió y a cambio recordaba uno a uno los momentos más felices que había compartido con su progenitor, sin olvidarse de su esposo John, de profesión escritor, que entre el desorden de la nueva casa estaría ideando su nueva obra para matar sus horas de soledad.

Al amanecer, cuando la tormenta había menguado, se despidió cariñosamente de su padre, prometiéndole volver muy pronto.

Así, emprendió su regreso a casa, y al llegar algo totalmente inesperado había sucedido . . .

Por último, me gustaría aclarar que "inesperado", precisamente, es el término que resume de manera más apropiada esta atrapante trama donde nunca sabrás hasta el final lo que puede llegar a pasar y cómo son verdaderamente cada uno de los personajes. Intriga y ansiedad es la combinación perfecta que logra en esta novela el autor Sergio Aguirre, cuya obra fue calificada en Venezuela como una de las mejores en su género.